Hoy día vemos como aumenta el número de casos de problemas de caries en niños muy pequeños. Por eso, los odontólogos recomendamos, por un lado, iniciar la higiene bucal a edades tempranas, incluso, antes de que erupcionen los primeros dientes de leche, y por otro, hacer la primera visita al dentista cuando el bebé cumpla su primer año de edad.
Hace unos años, la recomendación general relacionada con la primera visita al dentista se establecía cuando la dentadura de leche estuviera completa, compuesta por 20 dientes, o lo que es lo mismo, cuando los niños tuvieran 3 años de edad. Pero debido al aumento de casos de detección de caries en los niños preescolares y la aparición en menores de 3 años de diversos problemas relacionados con la dentición, actualmente tanto pediatras como profesionales de la odontología cambiamos la recomendación a los 12 meses, con el objetivo de establecer medidas preventivas. Una vez realizada la primera visita al dentista, si no se detecta ningún problema, las revisiones se deben realizar al menos una vez al año.
En esta primera visita al dentista, los profesionales realizamos una revisión del estado de las encías y dientes, comprobaremos si existen «caries del biberón», evaluaremos posibles problemas como mordida cruzada, abierta o alteraciones de crecimiento, e iniciaremos el historial con los antecedentes médicos y dentales del niño. Tras la primera revisión y evaluación profesional, comenzaremos a corregir a tiempo malos hábitos e introducir desde temprano buenos hábitos de higiene dental.
Llegado el momento de acudir al dentista, los padres deben esforzarse en transmitir a los pequeños una sensación de confianza y seguridad. Para evitar que se creen miedos o temores, es muy importante que desde el principio se cree una buena relación entre el niño y el dentista. Por ello, conveniente acostumbrar a los niños a realizar visitas al dentista de forma regular, no solo acudir al profesional cuando exista algún problema, porque de este modo es probable que el niño asocie la consulta con algo negativo o doloroso, mientras que si se acostumbra a que es una rutina sanitaria más, es más fácil que pierda el miedo en la visita al dentista.
Los dientes de leche, aunque no son permanentes, necesitan hábitos de higiene para evitar problemas futuros. Por ello es importante inculcar desde que son bebés unos hábitos diarios de limpieza. Aunque aún no hayan comenzado a salir los dientes, es recomendable limpiarles las encías después de cada toma con una gasa humedecida. Y una vez que el pequeño va creciendo y comienzan a salir los primeros dientes, hay que empezar a habituarles a que se cepillen los dientes, eso sí, sin pasta de dientes hasta los dos años. Igualmente, es aconsejable para los padres la tarea de examinar regularmente los dientes del bebé, teniendo en cuenta que dientes saludables tienen un color blanco uniforme. Y si se detectan manchas o puntos en los dientes, conviene adelantar la visita al dentista para prevenir problemas en el futuro.
De forma paulatina, hay que introducirles el hábito de cepillarse los dientes antes de ir a dormir y después de cada comida, al igual que es necesario enseñarles a usar el hilo dental, cómo enjuagarse y a que el tiempo de cepillado de durar al menos dos minutos, para que su rutina de higiene sea lo más completa posible.
Conseguir introducir a los peques en estas rutinas de higiene, a menudo puede ser una tarea difícil, pero existen algunos ‘trucos’ para animarles a limpiarse los dientes, como recurrir al humor y al juego para que los niños, poco a poco y sin darse cuenta, vayan asimilando la rutina como hábito.
La Asociación Española de Especialistas en Ortodoncia recomienda que a partir de los 6 años de edad, se debe visitar al ortodoncista para comprobar que todo está bien y en el caso de encontrar algún problema dental, se puedan tomar las medidas oportunas para solucionarlo de forma más fácil mientras el niño se encuentra en la etapa de crecimiento.
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